
Un álbum extraordinario, obsesionado con los finales: de amistades, de amor, de héroes y del propio sueño americano.
Por supuesto, James Murphy se dejó seducir por su propio mito del rock and roll. Este es el tipo que se lanzó al semi-estrellato hace 15 años con "Losing My Edge", una canción que se burlaba y al mismo tiempo homenajeaba el esnobismo musical, que imaginaba a un hombre milagroso que presenciaba de cerca cada evento underground "seminal", que usaba una lista de nombres geniales como escudo impenetrable. Tenía sentido que creara su propio momento "Yo estuve allí" el 2 de abril de 2011, cuando LCD Soundsystem tocó lo que se anunció como su último concierto en el recinto más histórico de la ciudad de Nueva York. Fue legendario al instante, el gran día del desvalido. Un final perfecto. Demasiado perfecto, quizás.