Una colección de baladas cálida y equilibrada, este es el álbum donde James Blake nunca ha sonado tan seguro.
Tratándose de Blake, esta colección de canciones que van del punto A al punto B sin rodeos es, en realidad, una especie de cambio de rumbo. En la canción principal, canta sin procesamiento vocal sobre una guitarra acústica suavemente punteada y el zumbido del mellotron. El arreglo sobrio da paso a una interpretación vocal triste que carece de su habitual trino. Como suele ocurrir en muchas de estas canciones, canta sobre la pérdida de amigos con una punzada de amargura en cada palabra. "Como muchos amores que se han cruzado en mi camino", canta, "Al final fueron amigos/Fueron amigos quienes me rompieron el corazón". Suena exhausto pero resignado a su destino; aunque hay cierta simplicidad en estas letras, su franqueza es austera en comparación con el resto del catálogo de Blake.