Una de las artistas más importantes de África Subsahariana, quien ha tenido una notable repercusión internacional.

Al escuchar a Moses lo primero que salta al oído es el virtuosismo acrobático de su voz aterciopelada y andrógina.

Demuestra una vulnerabilidad en donde en partes, hasta admite sentir la necesidad de “tomar aire prestado del mundo”.

La voz y las melodías, con unas letras inspiradas por la epifanía que tuvo la bajista en un viaje hacia unas cataratas.

Ofrece curiosidad instantánea para cualquiera que le guste escuchar a las bandas de rap cruzar los límites de la instrumentación.

El productor Dave Fridmann aporta su toque habitual: más denso que el debut, con armonías aún más imponentes.

La voz de Vernon, inconfundible y rica en texturas, se mueve misteriosamente fuera de su pecho, pero dentro de su mente.

Una apisonadora sonora, de claro aspecto industrial y sin dobleces, cuida francamente las melodías que esconden las canciones.

Este EP está compuesto desde la misma potencia emocional que las demás obras de Justin Vernon.

Una música profundamente personal, de belleza escorada, alejada de lo convencional, cuya construcción resulta sublime.

Mirarse al espejo no tiene por qué ser necesariamente un acto de vanidad. Ni de autoflagelación.

La banda de Chicago presenta otro álbum de excelentes canciones que combinan instrumentación terrenal y ruido artístico.