Vacío
Sajalín es una isla que históricamente se han disputado los rusos y japoneses. Ahora mismo, es de dominio ruso. Sajalín es igualmente una crónica escrita por Antón Chejóv (La isla de Sajalín) quien, invadido por la curiosidad, viajó a conocerla para encontrar también una colonia penitenciaria establecida allí a finales del siglo XIX. Y, asimismo, Sajalín es una editorial española de la que hablaremos a continuación. Su catálogo se ha encargado de liberar la prosa de penitentes, con vidas oscuras, traumatizadas, descaradas y sinvergüenzas.
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PatologíasZajar Prilepin Con la muerte de Eduard Limónov, en marzo de 2020, Zajar Prilepin es ahora el “último bolchevique”. Cumple el perfil a cabalidad: similar a Limónov, detuvo de tajo su actividad literaria y combatió del lado ruso en la Primera Guerra Chechena, y luego, en 2008, en el Donbass contra los ucranianos. Aquella vez, sostuvo: “Naturalmente, habrá que disparar. Aquí yo no me siento escritor. Todas esas afirmaciones de que tú eres escritor, entonces no debes hacer nada, no me interesan”. Y, sin embargo, Patologías no apesta a ideología; al contrario, es una ficción que nos ilustra el miedo constante (quizá el de él mismo) de un soldado de una de las unidades más temidas de las Fuerzas Especiales del Ejército ruso en Chechenia. |
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Gallo de peleaCharles Willeford En una escena, el protagonista de esta novela, Frank Mansfield, aparece a solas en un baño con su gallo, limpiándole el pico, las plumas, hablándole al ave. En otra, en un timeout de una pelea, le succiona las heridas que le han causado las espuelas del contrincante, y escupe sin asco la sangre de su “amigo”. Las peleas de gallos son una brutalidad innegable. Mansfield además es un tramposo e impulsivo. Pero Willeford, desde su experiencia personal como vagabundo, veterano de guerra, boxeador y entrenador de caballos, completa un perfecto relato “cinematográfico” de las costumbres sureñas en Estados Unidos, de aquellos tipos venidos a menos, a los que se les va la vida entre las apuestas y la fiesta. Nuestro autor incluso se burla de su protagonista, cuando lo hace decir: “No tenía nada más que un billete de diez dólares doblado en el bolsillo pequeño del tejano y un pollo muerto”. |
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Drugstore CowboyJames Fogle Fogle pasó la mitad de su vida encerrado. Su adicción a las drogas lo convirtió en uno de los atracadores de farmacias más buscado en Estados Unidos. Preso, escribió decenas de obras, pero solo esta fue publicada y, posteriormente, adaptada al cine por Gus Van Sant. Aunque no es un personaje meramente autobiográfico, Bob, su alter ego, también es el líder de una banda de yonquis, el azote de los farmacéuticos en Seattle. Bob es un tipo confiado y tranquilo, que puede esconder tras una agradable sonrisa, sus dientes blancos y su rostro terso, los años que estuvo en reformatorios y los que lleva chutándose drogas en la sangre. Pero hay dos agentes detrás de él. Lo están persiguiendo. Y la única forma de juzgarlo es atraparlo in fraganti. |
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Delincuentes de medio peloGene Kerrigan Con altanería y total reticencia hacia la autoridad, los miembros de esta banda de atracadores trazan un simil con personajes como Gerry Conlon, representado por Daniel Day-Lewis en In the Name of the Father, o Francis Begbie, de Trainspotting. La única diferencia es que el autor del libro, el periodista dublinés Gene Kerrigan, nos lleva a lo más hondo de la violencia en Irlanda en los noventa y vemos a los protagonistas de su obra jalando el gatillo de sus pistolas indiscriminadamente, con sevicia. Pasan de la irreverencia y el resentimiento acumulado en los años de reformatorio, a comandar mafias de medio pelo. No son nadie en el bajo mundo. Asesinos, como mucho. |